Imaginemos que estamos en un gran hotel y subimos por un ascensor. La fachada es la puerta de nuestro ascensor que nos conduce a un hall, que nos recoge, con líneas y elementos que dan sensación de elegancia, calidez, un lugar de confort con materiales nobles, cuarterones metalizados, una colección de piezas de arte y donde nos encontramos con un clasicismo renovado. Si nos adentramos pasando las dos puertas metálicas vamos a disfrutar de una experiencia única, extraña, algo desconocida… ¿Te apetece?